L A F E L I C I D
A D
¿EXISTE LA FELICIDAD?
¡CREEMOS QUE SÍ!
Siempre que practiquemos las leyes divinas, actualmente,
olvidadas
pues nadie será feliz,
sino ha aprendido a cultivar el amor, la ternura,
y la bondad a través de sus acciones que día a día va
adquiriendo
fuerza moral a través de los tiempos y de las nuevas generaciones;
pero, no podemos hablar
de felicidad si en nuestras mentes todavía
existe rasgos de envidia, de corrupción, de orgullo y de maldad y aún de odio, abusos, injusticias y hasta de incredulidad.
Por lo que, nadie será feliz si no ha aprendido a amarse a sí mismo
y nunca ha practicado
la empatía, sintiendo en carne propia el
dolor
de los demás, es decir, si
no hemos aprendido a ser felices,
haciendo felices a
nuestros semejantes y muchas veces aparentamos
ser felices vestidos con piel de cordero, teniendo
instintos de belcebú.
¿EXISTE LA FELICIDAD?
¡CREEMOS QUE SÍ!
Cuando los ideales
de
la juventud de todos
los tiempos se imponga
a las imperfecciones de esta cruda realidad.
Cuando de una vez
nos enfrentemos a la vida, sin temores, sin escrúpulos ni cobardías
en buena cuenta convirtamos a la pasividad en energía positiva.
Cuando enderecemos la hélice en nuestra vida, de nuestra conciencia
y todos juntos hagamos que la brújula de nuestra
existencia guíe
a hombres y mujeres de todos los
oficios, de todas las profesiones,
de todas las razas y
trabajemos por la
paz de todos las naciones;
sin pensar en la destrucción, en la corrupción,
en la coima, el chantaje.
Cuando el pintor
jamás dude de
sus pinceles porque ellos dibujarán
lo que manda su
carboncillo buscando siempre la razón de la
verdad.
Cuando el poeta ponga ternura, amor y sus versos sean
más originales.
Cuando el filósofo deje de
ser ateo y
crea que existe un ser superior.
¿EXISTE LA FELICIDAD?
¡CREEMOS QUE SÍ!
Cuando profesionales y
no profesionales trabajen, cada uno, en su lugar.
Cuando el herrero golpee el yunque y doblegue a los inflexibles fierros,
hasta convertirlos en
productos dúctiles y maleables, útiles a
su pueblo.
Cuando el maestro o (a) a través de la educación y el don de su palabra,
haga cambiar la conciencia de sus discípulos
o (as) y de la sociedad,
abriendo la trocha
por donde pasarán,
las futuras
generaciones.
Cuando los ricos no
sean avarientos y se desprendan de su opulencia
y jamás se asfixien en sus riquezas terrenales de este
mísero mundo.
Cuando hombres y
mujeres jamás duden de los latidos de sus corazones
y crean que todo
es posible lograrlo en esta efímera vida, tan desigual.
Entonces, todos, se
habrán humanizado ya que éstos por fin
encontrarán
el elíxir de la vida
eterna y sólo así podremos gritar a los
cuatro vientos
mensajes de Amor y Libertad, diciendo al mundo: “Ahora somos
felices”
GERALDY
J-20-3-2000
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